Tuesday 1 May 2007

Ada, Medora, el poeta y la princesa.

rase una vez un poeta muy malvado y perverso, que a todos conquistaba con su encanto, su belleza y su fama. El poeta malvado, que había heredado una cojera, un título nobiliario y un asiento en el Parlamento del reino, había dilapidado su fortuna en su mal vivir y para remediarlo, se casó con una jóven guapa e inteligente para apoderarse de su fortuna.
El poeta, que no amaba a nada más que a sí mismo y a la literatura, despreciaba la afición de su jóven y virtuosa esposa por las matemáticas y se refería a ella despectivamente como "la Princesa de los paralelogramos". El poeta y la princesa no fueron felices. Él era promiscuo y lascivo, y cuando la princesa descubrió que mantenía una relación incestuosa con su propia medio-hermana, decidió abandonarlo para siempre, llevándose consigo a su hija a la que habían puesto el nombre de Ada.
La medio-hermana del poeta también le dió una hija, llamada Medora.

La Princesa de los paralelogramos decidió apartar a Ada del mal, el pecado y la literatura por lo que potenció la natural inclinación de la niña por las matemáticas. La niña creció educada por los mejores tutores, y ya casada con un conde y madre de dos niñas y un niño, escribió el primer programa de la historia de la computación, convirtiéndose en el primer programador del mundo.
Su medio-hermana y prima Medora, sin embargo, siguió los pasos en el camino del mal, de su padre secreto: Siendo adolescente se fugó con el marido de una de sus hermanas, continuando una vida de falsa moneda, que de mano en mano va, y ninguna se la queda. Ada y su madre, la Princesa de los Paralelogramos, ayudaron económicamente a Medora hasta su muerte, pero Medora no estaba hecha para el camino de la virtud y de las matemáticas.

Las dos hermanas, Ada y Medora murieron a los 36 años, la misma edad a la que murió su padre. Ada tiene un lugar en la historia, como matemática, programadora y musa de geeks, Medora se ha perdido en el olvido.

La Princesa, que sobrevivió al poeta y a sus hijas, continuó su vida de caridad, luchando por nobles causas como la reforma de las prisiones y la abolición de la esclavitud.

El poeta, tiene un lugar privilegiado en el olimpo de la literatura, gracias a maravillas como ésta. La Princesa, es un personaje bastante olvidado. (Por ejemplo, no mucha gente en Bristol sabe que el hoy museo Red Lodge es una institución financiada por ella.)

Moraleja: La fama no premia la virtud sino el talento.

Y colorín colorado...éste cuento se ha acabado.

1 comment:

marijelo said...

Para que luego digan que las mujeres no saben utilizar máquinas!
Me ha gustado mucho el cuento ;)
Por cierto que el lenguaje de programación ADA se llama así por la protagonista de tu historia.
Y el papá de la artista del que huían madre e hija era Lord Byron.