Monday 26 November 2007

... y Lutz Long

Si os gustó la historia de la confrontación entre Miguel de Unamuno y el fundador de la Legión Española, Millán Astray, probablemente os guste esta historia que puede que ya conozcáis.

Y si no, mirad qué bonita.

Berlín 1936, juegos olímpicos. Berlín había sido elegida sede olímpica (por delante de Barcelona, snif snif) antes de que los nazis subiesen al poder. Qué mejor manera de demostrar al mundo la supremacía de la raza aria que en los juegos olímpicos y encima en casa. Así que Hitler y los suyos pusieron en marcha su maquinaria política y propagandística para dar una lección al mundo de lo pronto que se había levantado Alemania del batacazo de la Primera Guerra Mundial.

Los americanos se lo pensaron un poco antes de mandar a su selección. Muchos atletas judíos y antifascistas propusieron un boicot en protesta por la conocida actitud racista de los nazis, pero al final un mandamás dijo algo así como "mucha conspiración judeo-masónica veo yo aquí", y los USAs mandaron a sus muchachotes a Alemania, entre ellos a un chico negro de 23 años de Alabama, Jesse Owens.



Si bien Alemania ganó por goleada la clasificación en el medallero, la estrella de los juegos fue Jesse Owens, con cuatro medallas.

Aquí va la historia:

Parece ser que durante las pruebas clasificatorias de salto de longitud, los jueces anularon los dos primeros saltos a Owens, al menos uno de ellos injustificadamente. Owens empezó a ponerse nervioso pues si su siguiente salto era declarado nulo también, sería descalificado.

Lutz Long, el representante alemán, había batido el récord olímpico de salto de longitud durante las clasificatorias. Long se acercó a Owens y le sugirió que hiciese una marca un poco antes de la linea de salto y la utilizase como referencia para saltar, en vez de la linea. Así jugaría más seguro el pasar a la siguiente ronda.

Owens le hizo caso: dejó caer una toalla cerca de la línea y así consiguió que su salto fuese irreprochable y pasar las eliminatorias.

Tras la prueba final, Owens ganó la medalla de oro, y Long la de plata.

No sólo eso. Long fue el primero en felicitar a Owen con un abrazo, todo esto con Hitler y su cuadrilla en el palco.

Según el propio Jesse Owens:

"It took a lot of courage for him to befriend me in front of Hitler... You can melt down all the medals and cups I have and they wouldn't be a plating on the twenty-four carat friendship that I felt for Lutz Long at that moment."



Aquí podéis ver una foto del podio con Owen y Long saludando a sus banderas. Ambos se hicieron amigos durante los juegos.






Lutz Long murió en 1943 en un hospital militar en Catania tras la invasión aliada de Sicilia, sirviendo como soldado para su país.
Recibió la "medalla olímpica de la deportividad Pierre de Coubertin" póstumamente.






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