Tuesday, 9 January 2007

La princesa está triste.

La princesa está triste.. Qué tendrá la princesa?
Los suspiros se escapan de su boca de fresa,
que ha perdido la risa, que ha perdido el color.
La princesa está pálida en su silla de oro;
está mudo el teclado de su clave sonoro,
y en un vaso, olvidada, se desmaya una flor.
El jardín puebla el triunfo de los pavos reales.
Parlanchina, la dueña dice cosas banales,
y vestido de rojo piruetea el bufón.
La princesa no ríe, la princesa no siente;
la princesa persigue por el cielo de Oriente
la libélula vaga de una vaga ilusión.
¿Piensa acaso en el príncipe de Golconda o de China,
o en el que ha detenido su carroza argentina
para ver de sus ojos la dulzura de luz?
¿O en el rey de las islas de las rosas fragantes,
o en el que es soberano de los claros diamantes,
o en el dueño orgulloso de las perlas de Ormuz?
¡Ay!, la pobre princesa de la boca de rosa
quiere ser golondrina, quiere ser mariposa,
tener alas ligeras, bajo el cielo volar;
ir al sol por la escala luminosa de un rayo,
saludar a los lirios con los versos de Mayo,
o perderse en el viento sobre el trueno del mar.
Ya no quiere el palacio, ni la rueca de plata,
ni el halcón encantado, ni el bufón escarlata,
ni los cisnes unánimes en el lago de azur.
Y están tristes las flores por la flor de la corte;
los jazmines de Oriente, los nelumbos del Norte,
de Occidente las dalias y las rosas del Sur.
¡Pobrecita princesa de los ojos azules!
Está presa en sus oros, está presa en sus tules,
en la jaula de marmol del palacio real;
el palacio soberbio que vigilan los guardas,
que custodian cien negros con sus cien alabardas,
un lebrel que no duerme y un dragón colosal.
¡Oh, quién fuera hipsipila que dejó la crisálida!
(La princesa está triste; la princesa está pálida.)
¡Oh visión adorada de oro, rosa y marfil!
¡Quién volara a la tierra donde un príncipe existe
(la princesa está pálida; la princesa está triste),
más brillante que el alba, más hermoso que Abril!
"Calla, calla, princesa" -dice el hada madrina-,
"en caballo con alas hacia aquí se encamina,
en el cinto la espada y en la mano el azor,
el feliz caballero que te adora sin verte,
y que llega de lejos, vencedor de la Muerte,
a encenderte los labios con su beso de amor..."



La bonita "Sonatina" de Rubén Darío viene a cuento para dedicar éste post a las princesas más desgraciadas de la historia de España. Mujeres que de haber sido hombres, hubiesen vivido una vida a cuerpo de rey... pero como mujeres, se vieron reducidos a instrumentos políticos a manos de sus padres o (o y) a fábricas de niños por éso de la continuidad dinástica.

12 añitos tenía Isabel de Borbón, la hermana favorita del niño rey Luis XIII (el de los Mosqueteros) de Francia, cuando se realizó en Bayona el intercambio de princesas entre las casas de Austria española y Borbón francesa. Corrían tiempos difíciles para Francia, acorralada al norte y al sur por los Austrias, y la reina viuda María de Medici concertó en doble matrimonio de sus hijos con la casa de Austria. Luis se casaría con la infanta Teresa, e Isabel con el Príncipe de Asturias, futuro Felipe IV. La situación debió de ser escalofríante para la princesita: dejar su vida en París por la encorsetada vida de corte de Madrid, el Louvre por el Alcázar y el Escorial, la vida difícil pero interesante en las intrigas de la corte francesa por una vida de guardainfantes y misas en la muy católica España. Isabel no fue amada por su Rey, quien se acostó con cuanta fregatriz se le puso por delante, y además estuvo siempre en jaque por el valido del Rey, El Conde-Duque de Olivares, asi que a pesar de ser guapa y con talento, probablemente no fue feliz.
Peor lo tuvo su sucesora, Mariana de Austria (la Reina que aparece en el espejo del fondo de "Las Meninas") .Mariana era la hija del Emperador de Austria, y estaba prometida con el Príncipe de Asturias Baltasar Carlos (el Príncipe Baltasar Carlos de los cuadros de Velázquez, hijo de Isabel de Borbón), pero al morir éste a los 17 años y estando su padre Felipe IV viudo y sin herederos varones, el futuro de Mariana se resolvió casando a la princesa con Felipe. Ésto es, el padre de su prometido muerto, que además era su tío y le sacaba 40 años. Mariana era una princesa alegre y divertida, antes de convertirse en reina de España .Parece ser que antes de partir de Viena, unos fabricantes de encajes le regalaron unos juegos de medias a la futura reina.El embajador español, ofendido, repuso que "una Reina de España no tiene piernas", y Mariana respondió "¿Acaso me las van a cortar en Madrid?". Efectivamente, Mariana podía olvidarse de sus piernas, pues se pasó el resto de sus días luciendo guardainfantes, cuando no tocas de monja. Odiaba el Escorial, donde pasaba largas temporadas dada la afición de Felipe a la caza. A la muerte de su marido, Mariana fue regente de su hijo, el disminuído Carlos II y terminó sus días de monja..única salida posible de una reina viuda en la España de su tiempo.

Maria Cristina se casó con su tío Fernando VII (el más feo y peor rey de la historia de España) cuando tenía 23 años, y él 45. Fernando habia enviudado ya de tres infelices reinas sin conseguir descendencia alguna. El bruto de Fernando la violó a en su noche de bodas. Afortunadamente para María Cristina, consiguió tener descendencia (Isabel II y su hermana la infanta Luisa Fernanda) y sobrevivir a Fernando, quien le dejó preparado el fregado de las Guerras Carlistas con su "que si, que no" a la ley sálica. María Cristina volvió a casarse y tuvo 9 hijos más con Agustín Muñoz Sánchez, un militar venido a más. Sin embargo las virtudes de Fernando no la habían dejado en una situación muy popular, y sus enemigos políticos le hicieron la vida imposible.Tampoco guardaba ningún cariño por Isabel y Luisa Fernanda, hijas de un hombre que le fue tan desagradable.

La infanta Catalina de Aragón, hija de los Reyes Católicos fue prometida a Arturo príncipe de Gales por sus padres y los padres de éste.Los novios, de 15 y 16 años, se casaron en 1501, pero unos meses más tarde, Arturo muere. 7 años pasó la princesa-niña viuda en la lluviosa Inglaterra, hasta que su futuro se decidió casándose con su cuñado, el nuevo Rey de Inglaterra Enrique VIII. Su vida como reina no fue más feliz que como princesa. Se le pasaron los años entre abortos, y bebés malogrados en los insalubres palacios ingleses. Para colmo de males, a los 48 años Enrique se divorcia de ella y pasa el resto de sus días en un limbo legal, rodeada de enemigos.

Su hija María Tudor no quedó tampoco bien parada: pasó su infancia declarada hija ilegítima por su padre, como dama de compañía de sus medio-hermanos, que eran legitimados o ilegitimados según le diese la gana al Rey. Finalmente María fué reina de Inglaterra tras la muerte de su padre, su medio-hermano y la pobre Lady Jane Gray, a quien le habían cargado con una vela en el follón sucesorio que había dejado Enrique. Probablemente intentando buscar aliados y seguridad en un ambiente tan hostil, María se casó con el Principe de Asturias Felipe (Felipe II). María amó a su esposo, pero éste, 11 años más joven que ella, nunca estuvo entusiasmado con ella. María murió de cáncer a los 42 años, sin hijos, y rodeada de las víboras de la corte inglesa.

En fin, que vaya vidas de miedo e incertidumbre, de dependencia de las decisiones y las voluntades de otras personas, y del trato como mercancía y posesión.Pobrecitas pincesas tristes...

2 comments:

marijelo said...

Pues a mí, de todas las princesas españolas la que más pena me da es Juanita, Juana la Loca para los "amigos".
La pobre mujer, que estaba enamoradísima de su señor marido (Felipe el Hermoso), tuvo que sufrir a su madre, Isabel la Católica, que realmente pasaba de ella y que sólo hacía cosas por el "bien de Castilla", también sufrió a su padre, Fernando el Católico, que sólo hacía cosas por el "bien de Aragón", y Felipe el Hermoso que sólo hacía cosas por el bien suyo propio.
Juanita pasó una vida horrible en Flandes (a donde fue enviada para casarse y ella no sabía ni el idioma), cuando su madre cae enferma, tiene que volver a España pero ha de dejar a su hijo (Carlos V, a quien dio a luz en un baño ella solita y como una campeona) en Holanda.
Felipe no aguanta la vida en Castilla y se vuelve a Holanda dejando a Juana en España (ella estaba embarazada otra vez). Pero Juana se quiere ir con él. En ese momento los Reyes Católicos es cuando empiezan a decir que Juana está loca.
A la muerte de Isabel, Juana debería heredar Castilla y por tanto tambien América, pero Felipe y Fernando quieren el poder ellos, asi que les interesa decir que Juanita está loca. Consiguen los sinvergüenzas que ella no sea reina de Castilla. Felipe muere, según la leyenda, porque bebe un vaso de agua demasiado fría y Juana, que le quiere más que a su vida, no quiere aceptar la muerte de su Hermoso. El cortejo fúnebre tiene que hacer un viaje larguísimo hasta Granada, en el que Juana no quiere dejar a solas el cuerpo de su marido. Tras el entierro, Juana no puede superarlo. Fernando decide encerrarla (Juana tendría derechos sobre Castilla, América y el imperio que mas tarde heredaría Carlos V, su hijo) en Tordesillas.
Creo que Juanita estuvo algo asi como 46 años encerrada en Tordesillas, sin ver a su hijo Carlos (creo que casi ni le conoció) ni a nadie. La princesa-reina debió de tener una muerte horrible, encerrada, cubierta de llagas y negándose a que la atendieran, queriendo irse con su marido, que nunca la quiso como ella le quería a él, con su madre, que tampoco la quiso, y con su padre, a quien sobrevivió y que tampoco la quiso.
A mi forma de ver Juana no estaba loca, tenía a una panda de sinvegüenzas alrededor...

Otra princesa que sufrió un montón fue la "princesa" Ana (nieta de Carlos V) y a quien engañó el Pastelero de Madrigal. ¿Podrías hablar de esta historia, Di?

Di said...

La historia del "Pastelero de Madrigal" está en mi lista de posts, tranquila.

Gracias por el super-comment sobre Juana de Castilla, que de haber sido hombre, habría sido el primer Rey de España.

Jo, si uno hace un repaso a las princesas y reinas españolas, menuda vida más perra que tuvieron.